El Romanticismo es un movimiento social y artístico que afectó a toda Europa y América que abarca la primera mitad del s. XIX. El autor extranjero más influyente fue Goethe con Fausto, basada en una leyenda medieval en la que un anciano vende su alma al diablo a cambio de recobrar su juventud. Fue fundamental para la introducción del Romanticismo en España el regreso de liberales españoles que se habían exiliado, huyendo de la persecución absolutista de Fernando VII y que traen las nuevas ideas de Europa.
El Romanticismo no fue un movimiento homogéneo, se distinguen dos tipos: el Romanticismo conservador, que pretende restaurar los valores tradicionales, patrióticos y religiosos, con autores como Schlegel en Alemania, Walter Scott en Inglaterra y el duque de Rivas y Zorrilla en España; y el Romanticismo liberal, que presenta los valores más revolucionarios y progresistas. Destacan Víctor Hugo y Alejandro Dumas en Francia y Larra y Espronceda en España.
Algunas de sus características generales son la aparición de la naturaleza unida al sentimiento amoroso y a los sentimientos, la división de los personajes en dos clases fundamentales: los rebeldes (criminales, bandoleros, asesinos…) y los desvalidos (mendigos, huérfanos, suicidas…) y la aparición del héroe romántico, que al margen de leyes y normas sociales, es libre de ataduras.
El Romanticismo cambió la doctrina de los géneros literarios, destruyendo los límites entre épica, lírica, en prosa. Mezcló distintos tonos y estilos en una misma obra. La aportación renovadora del Romanticismo se aprecia en todos los aspectos de la poesía. El léxico se puebla de términos que reflejan el espíritu de la época: insatisfacción, ilusiones… Las imágenes se llenan de exotismo, de paisajes crepusculares y misteriosos, tratados con una sensorialidad muy cuidada. En la métrica, los poetas románticos emplearon todo tipo de estrofas y versos, aunque tendieron al uso de las formas más populares (el romance). En los temas el amor ocupa un lugar predominante. Es un amor apasionado, casi siempre imposible de alcanzar. No faltan poemas en los que se vierte la preocupación religiosa y la angustia por la muerte. Por último, destacan los motivos sociales y políticos.
En la poesía romántica existen tres generaciones: a la primera, de carácter conservador, pertenecen los autores que al volver del exilio introdujeron el ideal romántico en España, como Los romances históricos, cuyos temas no incluyen sólo la Edad Media, sino los siglos XVI y XVII y son tratados desde una perspectiva tradicional y moderada. El apogeo del Romanticismo en la poesía se identifica con José Zorrilla, quien despreocupado por la veracidad histórica, recrea las leyendas populares sin caer en excesos descriptivos, tan frecuentes en sus contemporáneos. Llena de tópicos, su poesía es muy amena, y no falta en ella el humor ni el tono coloquial, como en A buen juez, mejor testigo. De Espronceda sobresales dos poemas largos y ambiciosos: El estudiante de Salamanca, en el que se narran las aventuras de Félix de Montear, un libertino y pendenciero donjuán; y Canto a Teresa, dedicado a la mujer quien más amó y que forma un conjunto aparte del resto del poema. El amor es su principal inspiración temática, pero también es importante su reivindicación de ciertos personajes marginales como en La canción del pirata. Bajo el rótulo de románticos rezagados o postrománticos encontramos a Bécquer, de quien nace en buena medida la poesía moderna ya que su romanticismo evolucionó hasta lograr una nueva sensibilidad y un léxico poético alejado del retoricismo y gastado de sus antecesores. En las Rimas, setenta y nueve poemas breves, se ha impuesto una ordenación distinta a la del manuscrito y una clasificación por temas, lo que las convierte en una biografía poética y amorosa del poeta. Sus características más técnicas son la brevedad y condensación. Destaca también Rosalía de Castro, escritora bilingüe en castellano y gallego. Dos de sus libros fundamentales son Follas novas en el que se encuentran la preocupación social por las gentes de Galicia, y En las orillas del Sur, en la que predomina una sentimentalidad íntima y religiosa.
En cuanto a la prosa romántica, se cultivaron varios subgéneros: los cuadros de costumbres, como Mesonero Romanos con Escenas matritenses, pequeños relatos que reflejan los modos de vida, los usos y costumbres, los ambientes y los tipos populares en la sociedad contemporánea de autor; la novela histórica, como El señor de Bembibre de Enrique Gil y Carrasco, inspirada en la historia y en las leyendas del pasado preferentemente de la Edad Media; y la leyenda y el relato fantástico narran historias en las que abundan los elementos extraños, como Las leyendas de Bécquer.
(Teatro romántico) Con el nombre de drama romántico se conoce la vertiente teatral más representativa del Romanticismo. Algunas de sus características principales son el desarrollo de la acción en lugares insólitos como cementerios, ruinas, monasterios o en medio de una naturaleza abrupta y desatada y la ruptura de las tres unidades dramáticas, la mezcla de verso y prosa en la misma obra y la combinación de elementos cómicos y trágicos debido al ansia de libertad y el afán de transgredir las normas escénicas. El género llega a los escenarios con la apertura política e ideológica que sobreviene tras la muerte del rey Fernando VII. Las obras más representativas son: Don Álvaro o la fuerza del sino, del duque de Rivas (reproduce todas las características del teatro romántico) y Don Juan Tenorio de Zorrilla (don Juan, matador de hombres, burlador de la justicia y seductor de mujeres, se salva en el último instante, gracias a la intercesión de su amada).
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