El Realismo
Es un movimiento literario que domina la segunda mitad del s. XIX en Europa; su manifestación artística más característica será la novela, en la que los escritores tratan de plasmar la realidad. En el extraordinario auge de la novela realista concurren factores de muy diversa índole: el Realismo coincide con el ascenso socia de la burguesía, se agiliza el proceso de la edición de libros y aparecen nuevas formas de difusión literaria. En las últimas décadas del siglo surgió en Francia con Zola el Naturalismo, que tratará de aplicar a la novela procedimientos de la ciencia experimental. Es una corriente literaria que lleva a las máximas consecuencias los postulados del Realismo, con personajes marcados por la sociedad o por el entorno familiar y un lenguaje natural e incluso vulgar o soez.
La poesía lírica engloba a diversas tendencias que se desarrollan a lo largo del último tercio del s. XIX. Hay que destacar a dos autores: Campoamor, representante de una lírica de intención fundamentalmente didáctica, estructura narrativa y expresión sencilla, y Núñez de Arce, quién cultivó una poesía de corte político-social con lenguaje solemne.
En cuanto a la prosa realista, en España se vio afectada la novela por las peculiares circunstancias históricas y culturales de la Península: la revolución de 1868 produce una verdadera polarización entre los narradores, que escriben novelas de tesis. En la corriente conservadora, los autores defienden en sus libros la tradición católica española, la educación religiosa y la monarquía absoluta. Alarcón, con El sombrero de tres picos, basada en un célebre cuento popular, trata el enredo de un modo delicado y con procedimientos paralelísticos de gran efectividad y Pereda, autor mas consagrado al regionalismo, prácticamente toda su producción se centra en alabar las virtudes de la vida rural de su región natal, la Montaña santanderina. En su obra Peñas arriba describe minuciosamente las montañas cántabras por medio de Marcelo, y son características de su estilo las cuidadas y largas descripciones y el reflejo del habla popular. Pardo Bazán escribió un ensayo sobre el naturalismo, La cuestión palpitante, en donde trataba de reconciliar las doctrinas de Zola con el cristianismo. En su obra más importante, Los pazos de Ulloa, muestra la degeneración y la ruina progresiva de una familia gallega aristocrática. Valera escribe novelas que en general versan sobre los problemas del amor, como Pepita Jiménez, obra que relata el amor del joven seminarista Luis Vargas por Pepita, por la que abandonará su vocación religiosa. Las novelas de Blasco Ibáñez, autor de La barraca, resultan difíciles de clasificar; destacan las de carácter regional, centradas en el análisis de las relaciones y de los problemas sociales de la ciudad y de la huerta valenciana.
Dos de los autores más importante de este período de la literatura española son Galdós y Clarín. El primero es un autor muy prolífico. Su concepto de la novela es realista: la ficción debe ofrecer una imagen de la vida y reproducir el ambiente espiritual y físico de España. Los Episodios Nacionales constituyen la parte más importante de su producción histórica; son concebidos como un relato novelado de la España del s. XIX, desde 1807 hasta el inicio de la Restauración. La unión de realidad histórica y ficción en ella es estrecha: mezcla personajes reales e inventados y hay paralelismos entre hechos históricos y acontecimientos novelados. En el resto de sus novelas encontramos varios períodos: novelas de la primera época, las novelas de tesis como Doña Perfecta, en las que ataca el fanatismo religioso y la presencia del clero en asuntos públicos y privados. Novelas de la etapa intermedia: localizadas en Madrid, reflejan una sociedad cambiante y aparecen en ellas todas las clases sociales. En Fortunata y Jacinta el tema surge del contraste entre las relaciones ilícitas de Juanito y Fortunata y sus respectivos matrimonios legales. Novelas espirituales y simbólicas: títulos como Misericordia muestran el rasgo común de la pobreza y la santidad como forma de vida.
Por último Leopoldo Alas, Clarín, en cuya labor periodística destacan sus artículos de crítica literaria. Destacan las narraciones breves, como Pipa, pero sin duda su obra cumbre es La Regenta, una novela que es magnífico ejemplo de parodia religiosa y sátira social.
(Teatro realista) Con el apogeo del Realismo, se desarrolla en la segunda mitad del s. XIX un teatro de ambientación contemporánea. Surgen algunas tendencias como la alta comedia, heredada del teatro de Moratín, que pretendía exponer modelos de comportamiento a la burguesía acomodada, su nombre más representativo fue Ventura de la Vega; el drama social o ideológico, en el que destacó el novelista Galdós, ponía en cuestión algunos de los valores aceptados por la sociedad de la Restauración. Para terminar, referencia especial a José de Echegaray, primer español en obtener el Premio Nobel de Literatura.
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